Nació en un entorno humilde, y en él se desarrolló. No había juerga, festejo o romería en la que no participara, eso sí, haciéndose destacar como centro de atención. Su sencillez contrastaba con la alegría que transmitía y era aceptado sin rodeos por todo el mundo. Alguien con una gran sensibilidad se fijó en él y le "tendió sus manos" consiguiendo elevarlo a lo más alto en los círculos reservados para los más intelectuales y "cultos", emocionando contemplar esta figura simple e insignificante entre la "élite".
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Se han hecho amigos inseparables.
Hace unos días tuve el honor de verlos juntos y ¡qué gozada!.
Son ya parte de mis ensueños:
BENITO CABRERA Y EL TIMPLE
Bueno otro homenaje a ésta gran timplista. Gracias por tus entradas tan halagadoras.
ResponderEliminarbesos